lunes, 17 de septiembre de 2012

La Bretaña mágica: Brocelandia


El bosque de Brocelandia, en Bretaña


Brocelandia: El bosque donde Merlín duerme
Amparo Vázquez Sánchez
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Brocelandia es el nombre mítico del actual bosque de Paimpont, situado al suroeste de Rennes, tierra mágica llena de las huellas de los celtas y de monumentos megalíticos. Vestigio de un inmenso conjunto forestal con más de 7.500 hectáreas que cubría en la Edad Media el centro de la península bretona, el Finisterre francés, es origen de numerosas leyendas del imaginario celta, de creencias populares del lugar y uno de los parajes legendarios del ciclo artúrico. La historia también informa que estas tierras fueron el último refugio de los druidas durante la ocupación romana.

Es en el bosque de Brocelandia donde los Caballeros de la Mesa Redonda (Lancelot del Lago, Perceval, Galaad, Parsifal, Gauvain…) encontraron un paisaje idóneo para su destino y su búsqueda: el rey Arturo les ordenó encontrar el Santo Grial, presuntamente escondido en esos bosques de la Pequeña Bretaña. También el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, fue visitante de honor de Brocelandia, siendo en la Fuente de Barenton donde tiene lugar su primer encuentro con el hada Viviane que bajó del cielo y con la caricia de su aliento enamoró al viejo mago. Merlín amaba tanto a Viviane que edificó para ella, bajo el estanque en el que se refleja esa antigua y poderosa fortaleza que es el Castillo de Comper, una ciudadela de cristal. Viviane, llamada también Dama del Lago, criará y educará en ella a Lancelot, futuro caballero del rey Arturo. A pesar de que era muy grande la diferencia de edad, el amor entre Viviane y Merlín era muy fuerte y exclusivo, pero ésta, recurriendo a los secretos mágicos aprendidos de boca del propio mago, consigue hechizar al druida Merlín y lo conduce a la Fuente de la Juventud con lo que éste rejuvenece. Luego lo encierra para la eternidad, en nueve círculos mágicos duros como la roca.

Dice también la leyenda que cuando los celtas reorganicen sus fuerzas para recuperar de nuevo su identidad, entonces también el rey Arturo romperá la redoma de cristal donde duerme el sueño eterno. Hasta aquí lo que se nos cuenta, a modo de resumen, de lo que acontece en ese lugar que, a pesar de llamarse, oficialmente, en la actualidad el bosque de Paimpont, es y seguirá siendo para los siglos venideros Brocelandia, un lugar mágico en el que la leyenda se mezcla con la realidad sin saber a ciencia cierta dónde empieza una y acaba la otra.

En este lugar de magia no nos ha de extrañar que, de pronto, surja la figura de un duendecillo que nos acompañará a recorrer el lugar, haciéndonos de guía de este bosque fabuloso. Así nos explicará que el Gran Estanque situado al lado del castillo es donde nació Merlín que fue dotado de poderes mágicos y que siempre estaba del lado del Bien y donde el hada Viviane crió al que sería el futuro caballero Lancelot. También nos enseñará el Árbol de Oro, situado muy cerca del Espejo de las Hadas, para conducirnos al castillo de Trecesson y desde allí nos llevará al Valle sin Retorno, ese lugar mítico por excelencia y puesta en escena de todas las leyendas de Merlín. Nuestro duendecillo guía nos advertirá de los peligros que pueden acecharnos ya que el hada maligna Morgana tiene como prisioneros a los caballeros infieles y es por ello por lo que el sitio se llama Rocher de Faux Amants. El Valle sin Retorno es el dominio mágico del hada Morgana, hermanastra del rey Arturo, que ya desde el nacimiento poseía poderes maléficos. Traicionada por su amante Guyomard, decidió encerrarle en una prisión de aire que colocó en aquel Valle sin Retorno junto con todos aquellos caballeros infieles que se dejaban atraer por el canto de las hadas.

Sin embargo Lancelot del Lago enamorado de la reina Ginebra y castigado al Valle sin Retorno, supo resistir los encantos de las hadas ya que en su mente no había más que amor por Ginebra y luchó para poder seguir al lado de su amada para lo cual tuvo que enfrentarse a los dragones de fuego y a los guardas gigantes del Valle sin Retorno, consiguiendo derribar las murallas de aire con lo que los prisioneros, amantes infieles, pudieron salir y ser libres.
 
Contada esta leyenda y visto el lugar, nuestro duende nos volverá a llevar al Gran Estanque porque allí Merlín es donde encontró a la joven Viviane de la que se enamoró perdidamente y a la que enseñó todos sus saberes con el fin de seducirla. Es el hombre de la naturaleza que se beneficia de poderes sobrenaturales para comunicarse con los animales y las plantas, cruzar los mares y metamorfosearse continuamente; es él el que domina a los demonios, el que realizó los planos de la famosa Tabla Redonda. Al final cae rendido por el amor de Viviane que aprovecha la primera ocasión favorable para usar con Merlín las artes que éste le había enseñado y así, rejuvenecido por el agua de la Fuente de la Juventud que la joven hada le da a beber, es encerrado por ésta en nueve círculos que traza a su alrededor y que sella con una guirnalda de rosas. Es Viviane la Dama del Lago que encontramos en las novelas del ciclo artúrico y la que da a Arturo, a ruegos de Merlín, Excalibur, la espada que ella misma había rescatado cuando finalizó la batalla de Calman. La presencia continua de Merlín y sus dotes de adivinación forja el destino del rey Arturo: le hace ganar batallas en las que el Druida lleva el estandarte sobre el que hay bordado un dragón de oro; le permite crear la grandiosa ciudad de Camelot, le preserva de las maquinaciones maléficas de sus hermanastras Morgana y Morgause y sin embargo el gran druida no pudo preservarle de la traición de su esposa Ginebra y su mejor caballero, Lancelot del Lago.

Nuestro último paseo por Brocelandia de la mano del pequeño duende que nos ha hecho de guía nos lleva a la tumba de Merlín situada en la zona norte del bosque. Hemos caminado un rato hasta que en una pequeña landa, un cromlech megalítico con un pequeño grabado, nos sugiere el lugar donde descansa el mago. ¿Es esa su tumba? La leyenda nos dice que su localización sigue siendo un misterio y, Brocelandia, un bosque en el que si se está atento se oye a los árboles contar cuentos, hablar de mitología, de historia y de leyenda. Donde las piedras viven desde la época de la prehistoria hasta nuestros días y por donde pasean los espíritus de Arturo y Merlín para seguir hablando del Santo Grial, a la espera de despertar y que sus cuerpos, uno durmiendo en Avalon y otro tal vez en la misma Brocelandia, se junten a sus espíritus y encuentren ese cáliz que parece ser que los Drusos, hermanos de los Templarios, se llevaron a un lugar, llamado Siria por Homero, y que se encuentra más lejos del Sol. 

Tomado de: http://www.comunicacionypedagogia.com/entrelibros/hablemos_nov08.html

sábado, 15 de septiembre de 2012